Google ha dado un salto al vacío presentando su propia tablet. Ha sido un salto calculado y con paracaídas, ya que se sirve de la tecnología de Asus y lleva su software más potente hasta la fecha: Android Jelly Bean. Sin embargo, le falta algo...
Sin duda, esta tablet es cómoda y pequeña, sin desdeñar la calidad HD y un uso óptimo de los recusos. Pero para un usuario avanzado, acostumbrado al uso de tablets y a la última de los avances tecnológicos, puede echar en falta varios detalles.
Aumentar la memoria interna: Si los 8 o 16 GB internos de almacenamiento se te quedan cortos, preocúpate, ya que no tiene ranura para una ampliación de memoria... Aunque siempre podrás guardar tus archivos en la nube.
Sólo ofrece conexión WiFi. ¿Y si no hay WiFi? O tiras de tu smartphone (si tienes tarifa de datos) o no podrás usar los servicios de internet. Este es un gran fallo, sobre todo para una plataforma con su propia tienda de apps, a la que no podrás acceder sin conexión a la red. Además, hoy en día Internet se ha vuelto imprescindible para todo. ¡Pocas cosas offline quedan ya!
¿Y la cámara? Sólo tiene una y en posición frontal. Y, seamos sinceros, nos gusta más hacer fotos que videoconferencias... Si sólo tenemos hueco para una cámara, que esté en la parte trasera, le daremos más uso.
Conexiones con otros equipos. Le sobra BlueTooth y NFC, pero echamos en falta poder compartir archivos pesados con otros dispositivos... Aunque para eso han aprovechado para sacar el reproductor Nexus Q.
Lo que está claro es que para ser la primera tablet de Google no está nada mal, pero cosas como la falta de conexión 3G harían que la tablet se posicionara de forma más eficiente... ¿Quizá para la próxima versión?
