Me llamo Christopher Gilham y escribo desde el perfil de mi esposa. Hace poco que decidí instalar la fibra óptica en casa y, aprovechando la ocasión, quise cambiar el móvil. Hasta aquí todo bien. Los problemas comenzaron al llegar a la tienda a "recoger" el teléfono. Quise aprovechar las condiciones teóricamente favorables de financiación, pero, al no disponer de DNI, todo han sido complicaciones y obstáculos. Soy residente con permiso permanente en España desde 1986, cliente de Telefónica des de hace más de veinte años, y cliente de Movistar desde hace 10. Nunca he faltado en ni un recibo. Bien, pues todo esto, más el hecho de ser trabajador a cuenta ajena con contrato fijo desde el 1992, no me ha servido para nada. He tenido que realizar múltiples viajes a la tienda para llevar diferentes documentos, el último, una nómina. Se me pedió una nómina, NO la última. Bien, pues hoy me llaman no para decirme que ya puedo recoger el teléfono, sino para decirme que la nómina debe de ser la última. Esto ha sido el insulto final para mi. Más de veinte años de antigüedad en mi empresa, 27 años de residencia en España... En fin, es difícil expresar la indignación que siento. Así qué he decidido renunciar el teléfono por no tener que sentirme más como un ciudadano de segunda. Pero aún me quedaba el insulto final. Llamo a la tienda para cancelar el pedido y reclamar los diez euros pagados por avanzado i una chica mal educada me dice que tendré que pasar (otra vez) por la tienda. Cuando le pregunto porqué, me dice que ella no ha gestionado este contrato y que ya me llamarán. Qué insultante!
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