¿Somos adictos al teléfono móvil?

cell
Yo probé el VDSL

Somos seguramente los animales más sociales que existen, necesitamos interactuar y comunicarnos con nuestros semejantes, consumimos información y precisamos compartirla. Todos estaríamos de acuerdo en que no hay nada de malo en ello.

 

 

¿Nos comunicamos igual ahora que hace diez mil años?

 

Desde luego que no. Nuestra forma de comunicarnos varía según la época y el avance de la tecnología. De igual manera que nos reuníamos alrededor de la hoguera para contar historias, las familias se reunían en los comienzos de la radio para escuchar las radionovelas, abandonando sus conversaciones habituales para centrarse en el nuevo medio de comunicación. Seguramente cuando Orson Welles adaptó a la radio el clásico de ciencia ficción de H.G.Wells La guerra de los mundos, causando el pánico en las calles de Nueva York, serían muchas las voces que se levantaron contra el poder de la radio.

 

la guerra de los mundos.jpg

 

Lo mismo sucedió años después con la popularización de la televisión, todo el mundo quería tener un televisor en su salón, de nuevo las familias se sentaron juntas a ver “la tele” anulando según los tecnófobos su capacidad de relacionarse.

 

Casi peor fue el boom de los videojuegos, sobre todo porque quienes jugaban con ellos eran adolescentes encerrados en sus cuartos, que según los medios de comunicación de la época carecían de la más básica habilidad social y derivarían en adultos fracasados.

 

Ahora le corresponde al teléfono móvil inteligente ser el blanco de los ataques. Se emplean en su contra los mismo argumentos utilizados años atrás hacia la radio, la televisión y los videojuegos y se nos recomienda administrar su uso e incluso que hagamos curas de desintoxicación.

 

 

Usemos el sentido común

 

Por edad no viví el esplendor de la radio, en cambio, sí consumí muchas horas de televisión en mi adolescencia, no fueron horas perdidas, como no lo son las horas que dedicamos al sueño o a cualquier otra actividad, toda actividad humana nos aporta algo; cultura, experiencia… Aquel tiempo de televisión me hizo formar parte de una generación, y ahora aquella experiencia me permite conversar y relacionarme.

 

Actualmente he normalizado el uso del televisor, ya no es el centro de la vida social de la casa, muchos días ni siquiera se enciende, y lo mismo sucederá con el teléfono móvil. La mayoría de situaciones criticables son más un problema de educación que de adicción, y estoy seguro que con el paso del tiempo se modificarán.

 

 

El poder de internet

 

Hay muchos aspectos que diferencian al teléfono móvil y en consecuencia a Internet, de la radio o la televisión, y lo convierten en un instrumento mucho más poderoso. El teléfono móvil, la tableta o el ordenador sólo son un instrumento para conectarnos a la red, que es la verdadera fuente de nuestro interés. El poder democratizador de las nuevas tecnologías es evidente. La comunicación ha dejado de ser unidireccional, ahora es posible interaccionar, es posible publicar una opinión, una fotografía, una canción o un libro. El potencial creativo de la humanidad ha dejado de circunscribirse a un grupo aislado o a un medio de comunicación determinado, ahora es global y aumenta exponencialmente.

 

Adictos al móvil Movisfera .jpg

 

 

Sin que por ello perdamos nuestras interacciones más tradicionales, seguimos, y seguiremos reuniéndonos, yendo a cafeterías para charlar, paseamos en compañía y mantenemos nuestras costumbres sociales. Las nuevas posibilidades de comunicación no son excluyentes, sino complementarias.

 

 

Conclusión 

 

La crítica por el empleo de estos dispositivos debería encaminarse más hacia el posible mal uso que de nuestros datos pueda hacer una empresa o un gobierno, que de si debemos o no desintoxicarnos de ellos. Llevamos encima de forma permanente y voluntaria, un instrumento con multitud de sensores que dice más de nosotros y de nuestros hábitos y costumbres, de lo que sabemos y de lo que queremos que se sepa. Y la utilización que puedan hacer terceros de esos datos, es lo que debería preocuparnos de verdad.

 

1 Comentario
sixtofi
Mi vida cambió con el ADSL

He contratado fusion plus y un nuevo terminal. en concreto el Iphone 7 plus de 128 Gb en color plata. me dicen que si, que no hay problemas y al acudir a tienda para recogerlo me cuentan que aqui en la isla de Gran canaria no hay manera de conseguir ese terminal, que lleva agotado desde noviembre. llamo al 1004 y me siguen dadndo largas, que no tienen stock. entonces mi pregunta es ... Para que me ofrecen ese terminal sabiendo que no tienen stock aqui en canarias ?  Me paso de vodafone a movistar por la fusion y el terminal y ahora no me dan ni siquiera fecha de cuando pueden tener stock ... mal empezamos.


cell escribió:

Somos seguramente los animales más sociales que existen, necesitamos interactuar y comunicarnos con nuestros semejantes, consumimos información y precisamos compartirla. Todos estaríamos de acuerdo en que no hay nada de malo en ello.

 

 

¿Nos comunicamos igual ahora que hace diez mil años?

 

Desde luego que no. Nuestra forma de comunicarnos varía según la época y el avance de la tecnología. De igual manera que nos reuníamos alrededor de la hoguera para contar historias, las familias se reunían en los comienzos de la radio para escuchar las radionovelas, abandonando sus conversaciones habituales para centrarse en el nuevo medio de comunicación. Seguramente cuando Orson Welles adaptó a la radio el clásico de ciencia ficción de H.G.Wells La guerra de los mundos, causando el pánico en las calles de Nueva York, serían muchas las voces que se levantaron contra el poder de la radio.

 

la guerra de los mundos.jpg

 

Lo mismo sucedió años después con la popularización de la televisión, todo el mundo quería tener un televisor en su salón, de nuevo las familias se sentaron juntas a ver “la tele” anulando según los tecnófobos su capacidad de relacionarse.

 

Casi peor fue el boom de los videojuegos, sobre todo porque quienes jugaban con ellos eran adolescentes encerrados en sus cuartos, que según los medios de comunicación de la época carecían de la más básica habilidad social y derivarían en adultos fracasados.

 

Ahora le corresponde al teléfono móvil inteligente ser el blanco de los ataques. Se emplean en su contra los mismo argumentos utilizados años atrás hacia la radio, la televisión y los videojuegos y se nos recomienda administrar su uso e incluso que hagamos curas de desintoxicación.

 

 

Usemos el sentido común

 

Por edad no viví el esplendor de la radio, en cambio, sí consumí muchas horas de televisión en mi adolescencia, no fueron horas perdidas, como no lo son las horas que dedicamos al sueño o a cualquier otra actividad, toda actividad humana nos aporta algo; cultura, experiencia… Aquel tiempo de televisión me hizo formar parte de una generación, y ahora aquella experiencia me permite conversar y relacionarme.

 

Actualmente he normalizado el uso del televisor, ya no es el centro de la vida social de la casa, muchos días ni siquiera se enciende, y lo mismo sucederá con el teléfono móvil. La mayoría de situaciones criticables son más un problema de educación que de adicción, y estoy seguro que con el paso del tiempo se modificarán.

 

 

El poder de internet

 

Hay muchos aspectos que diferencian al teléfono móvil y en consecuencia a Internet, de la radio o la televisión, y lo convierten en un instrumento mucho más poderoso. El teléfono móvil, la tableta o el ordenador sólo son un instrumento para conectarnos a la red, que es la verdadera fuente de nuestro interés. El poder democratizador de las nuevas tecnologías es evidente. La comunicación ha dejado de ser unidireccional, ahora es posible interaccionar, es posible publicar una opinión, una fotografía, una canción o un libro. El potencial creativo de la humanidad ha dejado de circunscribirse a un grupo aislado o a un medio de comunicación determinado, ahora es global y aumenta exponencialmente.

 

Adictos al móvil Movisfera .jpg

 

 

Sin que por ello perdamos nuestras interacciones más tradicionales, seguimos, y seguiremos reuniéndonos, yendo a cafeterías para charlar, paseamos en compañía y mantenemos nuestras costumbres sociales. Las nuevas posibilidades de comunicación no son excluyentes, sino complementarias.

 

 

Conclusión 

 

La crítica por el empleo de estos dispositivos debería encaminarse más hacia el posible mal uso que de nuestros datos pueda hacer una empresa o un gobierno, que de si debemos o no desintoxicarnos de ellos. Llevamos encima de forma permanente y voluntaria, un instrumento con multitud de sensores que dice más de nosotros y de nuestros hábitos y costumbres, de lo que sabemos y de lo que queremos que se sepa. Y la utilización que puedan hacer terceros de esos datos, es lo que debería preocuparnos de verdad.

 


Iphone 7 plus