Cómo será nuestra vida tras el fin del estado de alarma

AliciaDS_Telefonica Empresas
Moderador Senior Empresas
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Nuestra vida personal y laboral tras el estado de alarma

 

El estado de alarma, que comenzó el 14 de marzo, hace un mes, ha dado lugar a muchas conjeturas sobre cómo será nuestra vida cuando volvamos a la “normalidad”.

 

Lo primero que hay que asumir es que la vida no será como antes cuando se levante el estado de alarma, porque el virus seguirá entre nosotros.

 

Nada volverá a ser igual, ni en lo laboral ni en lo personal, hasta que el virus se haya erradicado, y eso solo será posible con una vacuna o con un medicamento eficaz.

 

 

 

Convivir con el virus

 

Por ello, la solución ahora es convivir con el virus. No podemos permanecer confinados “sine die”, porque los efectos sobre la economía serían más devastadores aún, y porque nuestra salud “mental” podría empezar a desvanecerse tras permanecer tanto tiempo recluidos.

 

 

 

Cambios en nuestras relaciones personales

 

Tendremos que observar todos unas normas de conducta cuya máxima sea la precaución. Y, para ello, no podremos mirar solo por nosotros, sino también por los demás. Deberemos respetar la “distancia social” (dos metros) e ir con equipos de protección: mascarilla, guantes y quizás gafas, viseras...

 

 

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Seguiremos sin abrazarnos, sin besarnos, saludándonos a distancia cuando conozcamos a alguien nuevo. Nuestra vida social será mucho más aséptica.

 

Si todos los negocios y actividades vuelven a ponerse en marcha, se hará “a medio gas”. Los cines no podrán llenarse; ¿habrá conciertos, eventos deportivos y espectáculos públicos?, ¿volveremos a los bares, restaurantes y museos? Sí, pero no en masa. Los aforos completos se han acabado de momento.

 

Seguramente ya no haya vuelta a las aulas hasta después del verano. Y si finalmente pueden realizarse exámenes presenciales, en junio o julio, tendrán que observarse normas parecidas a las que están imponiendo otros países como Corea.

 

 

 

Nuevos hábitos laborales

 

Los trabajadores cuya actividad se pueda realizar en remoto, probablemente seguirán realizándola así la mayor parte de su tiempo. Se mantendrán las videoconferencias y las multiconferencias. Solo en contadas ocasiones los empleados que teletrabajan acudirán a la oficina. Así también se reducirán las aglomeraciones en los transportes públicos.

 

No habrá reuniones tal como las conocíamos. Seguramente se reducirá su número, porque habrá que evitarlas en la medida de lo posible. Y en caso de que se convoquen, no serán masivas ni muy duraderas; cuanto menor tiempo nos expongamos unos a otros, mejor.

 

El trabajo desde nuestros hogares, debido al coronavirus, ha fortalecido la confianza de los jefes en los trabajadores; muchos se han dado cuenta de que el presentismo no tiene por qué ser la mejor fórmula. Los empleados que trabajan bien en la oficina son igualmente productivos en sus hogares. La productividad no la da el espacio donde se trabaja, sino la persona.

 

Los que tengan que ir a sus puestos de trabajo, por no poder realizar su actividad desde casa, seguramente tendrán que hacerlo de forma escalonada y por turnos, para no estar todos a la vez en sus puestos de trabajo. Ya no podrán estar sentados a medio metro de distancia unos de otros, deberán separarse, y eso solo es posible alternando con los compañeros su presencia en los espacios laborales.

 

 

 

Más cultura digital

 

La transformación digital que muchos negocios han pospuesto año tras año, de repente se ha ejecutado “por imperativo legal”. Y muchos han descubierto que no es tan cara ni tan difícil como creían. De hecho, quizá algunas empresas prescindan de los espacios físicos cuando todo esto pase.

 

Los cursos presenciales en el trabajo sufrirán la misma deriva que el resto de actividades: habrá pocos y con pocas personas. La mayoría de los trabajadores se formará online. Hay multitud de cursos digitales de gran calidad, como los de Miríadax, y además gratuitos, que pueden suplir por el momento a la enseñanza presencial.

 

Si pensamos un poco, lo que nos deja esta pandemia es una reducción considerable de nuestra vida social. Cualquier cosa que podamos imaginar va a cambiar, sobre todo aquellas actividades que conlleven la concentración de personas.

 

Debemos seguir pendientes de la evolución del virus, no solo en España, sino a nivel mundial, porque afecta a todo el planeta y confiar en que quienes de verdad pueden ayudarnos ahora, los investigadores, científicos, epidemiólogos, virólogos, den con la solución lo antes posible.