Quiero, desde estas líneas, agradecer muy sinceramente a Emilio Gayo y a Movistar por la oportunidad que me han dado de conocer a otro operador. En este Caso, Vodafone.
Despues del anuncio de la enésima subida unilateral de los precios del producto fusión, al día de hoy aún anunciado en la engañosa publicidad como “con precios para siempre”, finalmente he optado por hacer caso al ofrecimiento de Gayo (obvio expresamente referirme a dicha persona como señor). El pasado 7 de enero inicie portabilidad de todos los productos contratados con la compañía con la que contraté en 2011 y hoy he finalizado la portabilidad completa.
He de manifestar, con sorpresa, que el proceso ha sido muy profesional y sin problemas. Al tratarse en mi caso de fibra indirecta, solo he tenido que retirar el prehistórico hardware facilitado por el operador donante, que no ha tenido el cuajo de cambiar después de 5 subidas de precio consecutivas, por el del operador entrante. Habiendo cambiado fibra de 300Mb por una de solo 120Mb, se me han saltado las lagrimas al recibir el caudal contratado a la primera, gracias entre otras cosas por un reluciente router AC.
Tambien he de manifestar mi más absoluta repulsa a la contraoferta realizada por Movistar al momento de iniciar la portabilidad, que nada más que era de un descuento del 50%. He considerado dicha oferta después de 5 subidas consecutivas y de una denegación expresa de cambiar el equipamiento de mi vivienda como un auténtico insulto hacia mi persona.
Las sucesivas comunicaciones de Gayo y el, ya para mi, ex operador al que representa han conseguido que me vaya, tras casi 7 años, con un sentimiento de maltrato a un cliente fiel que probablemente sea irreversible.
Por tanto, agradecer nuevamente a los ya citados por ayudarme a tomar una decisión que he estado aplazando por tratarse de un proceso poco apetecible. Quiero animar a los lectores a que tomen el mismo camino que se nos recomienda a los clientes fieles y que yo me he visto obligado a tomar, que no es otro que irnos a la competencia. Espero que su estrategia de quebrar la compañía de la que Gayo es empleado (me permito opinar que no trabajador) rinda pronto sus frutos. En breve conseguirán quedarse sin su cartera de clientes, lo cual en una empresa de servicios es un suicidio, y alcanzarán sus objetivos.
Gracias de nuevo, y espero que su quiebra se produzca tan pronto como sea posible.
En los próximos días procederé a devolver el equipamiento, que entiendo quieren conservar por su alto valor histórico-artístico, y cesará definitivamente mi relación con Vds.
Les aseguro que les costará volver a tenerme como cliente, pero sólo recordarles que por mi parte solo estoy aplicando el principio de reciprocidad.
