Transformación y adaptación en la era de la tecnología: renovarse o morir

Cristina_Movistar
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El pasado 8 de Junio tuvo lugar la Junta de Accionistas de Telefónica y nuestro presidente José María Álvarez-Pallete habló sobre la transformación digital que esta sociedad y cada uno de nosotros estamos viviendo. ¿Os acordáis cuándo empezábamos con Internet qué conexión teníais? ¿O cuándo hablamos por teléfono en cabina pública con monedas? Parece que ha pasado mucho tiempo y realmente son menos de 30 años... 

 

Hablar de disrupción y de cambio histórico se ha convertido en un tópico, una frase hecha. Pero cada vez más es una evidencia que ni la Edad de Bronce, ni el Renacimiento, ni la Revolución Industrial, ni la llegada de la electricidad, supusieron una transformación comparable a la actual.

 

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Cada día en muchos ámbitos se anuncian avances impensables en el momento actual, basadas en la conectividad, el internet de las cosas, la biotecnología, la robótica, la realidad virtual y aumentada, que hacen ya posible… :

 

  • imprimir tejido humano con una impresora 3D, desde un vaso sanguíneo o piel sintética, hasta un corazón completamente funcional.
  • ofrecer flotas de reparto con vehículos autónomos o taxis no tripulados por medido de sensores inteligentes, el Machine Learning y una conectividad superior.
  • atender a los clientes con asistentes virtuales que emulan tan perfectamente la interacción humana que son indistinguibles de una persona.

Para imaginar el alcance del cambio y su velocidad tenemos un par de ejemplos en relación con los microchips y los transistores, entre las muchas mejoras que en el mundo de la transmisión ha habido, en una constante reducción de tamaño sin perder calidad, es más, mejorando su rendimiento y propiedades:

 

1) Si el automóvil hubiera avanzado a la par que los microchips, un coche de hoy comparado con uno de 1971 debería recorrer en dos horas un millón de kilómetros con un litro de gasolina y costar 3 céntimos. Esto todavía no es algo factible, pero lo veremos pronto...

 

2) El ordenador del Apolo 14 que alunizó en 1971 constaba de 12.000 transistores. Los últimos modelos de smartphone lanzados al mercado cuentan con 4.300 millones de transistores. Podemos llevar en el bolsillo un ordenador que es 360 mil veces más potente que el del Apolo 14. Parece increíble que con un ordenador 360 menos potente que un smartphone se pudiera llegar a la luna, por lo que, ¿a dónde llegaremos nosotros?

 

Todos estos cambios han sido propiciados por la revolución digital, es decir, la posibilidad de transmitir, procesar y almacenar información casi sin límites. Todo cambia, pero el vértice y el motor del cambio es la disrupción digital que sitúa a la conectividad y a la gestión de los datos en un generador de transformación tecnológica, económica y social.

 

Y nos encontramos apenas en los albores del cambio. El 5G y las ciudades Tecnológicas, la impresión 3D, los asistentes privados virtuales, los coches autónomos, el blockchain, el edge computing, la inteligencia artificial o la computación cuántica son tecnologías innovadoras que suponen una disrupción sin precedentes con un gran potencial. Estos cambios están revolucionando también el mundo de los negocios y lo harán aún más en el futuro.

 

Hoy día, la mayor compañía de transportes del mundo no tiene un solo vehículo. La mayor distribuidora de contenidos del mundo no genera un solo contenido. La mayor compañía de alojamiento turístico no posee una sola habitación y el mayor distribuidor minorista del mundo no tiene inventario ni almacén. ¿Quién nos diría hace años que negocios que no tienen tangibles propios pudieran tener tanto éxito?

 

La vida media de las grandes empresas mundiales recogidas en el S&P 500 era de 65 años en 1960. En la actualidad es de 15 años. En el año 2000 cuatro de las cinco compañías más grandes del mundo eran industriales. En la actualidad las cinco mayores compañías del mundo son: Apple, Amazon, Microsoft, Google y Facebook. Todas tecnológicas; ninguna industrial. Y si atendemos a las marcas de mayor valor, también las tecnológicas acaparan las posiciones de cabeza hasta el punto de haber desplazado a las marcas de gran consumo. Es decir: los propios consumidores han percibido y asumido este cambio.

 

Esta revolución impacta sobre el conjunto de la sociedad y de la economía y lo hace de modo aún más fulgurante sobre nuestro sector de las telecomunicaciones. En el caso de Telefónica, la digitalización que revoluciona todas las esferas de la vida ha brindado un nuevo producto, el más esencial en este nuevo mundo: la conectividad de datos, dónde las redes tradicionales (las de cobre y las redes móviles 2G y 3G) no estaban diseñadas para trasmitir datos en la forma en que los clientes demandaban ¿Qué íbamos a hacer frente a esta situación?

 

Se construyeron nuevas redes de Ultra Banda Ancha, fibra, 4G y en el futuro 5G, redes capaces de tratar el volumen de datos que requiere esta ola de tecnología y que se multiplicará por 10 en la próxima década. Pero esta evolución no queda aquí, por encima de la conectividad existe una ola de servicios digitales y en el último quinquenio se han invertido más de 45.000 millones de euros, con una media de unos 9.000 millones de euros al año, entre un 15-17% de sus ingresos anuales. Todo ello hace de Telefónica un claro ejemplo de transformación digital, dónde más del 60% de los procesos de la compañía ya están digitalizados, disponiendo de 66 petabytes de capacidad de almacenamiento, que es el equivalente a lo que puede visionar una persona en alta definición durante 9 siglos sin interrupción, pues nuestra capacidad de procesamiento alcanza los 3,5 petaflops.

 

Esto no es una aplicación que se diseña entre tres personas y entre cuatro paredes. Para construir la fibra hay que ir al terreno, hay que instalarla, hay que pasarla, hay que conectarla en casa del cliente. Un millón y medio de kilómetros es tanto como ir y volver a la luna dos veces. Telefónica es líder en fibra en Europa y en América Latina. Sólo en España hay más fibra que en la suma de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido juntas, alcanzando un nivel de cobertura LTE en nuestros mercados superior al 70%. 

 

Y el proceso de transformación no para, cada día mejoramos nuestra oferta, nuestra plataforma y nuestra cultura... Cada día empieza una nueva transformación... cada día es diferente... renovarse o morir...

 

Hasta pronto,

Cristina.