La gestión de una pyme es una tarea compleja y plagada de obstáculos. Los responsables deben liderar equipos multidisciplinares, establecer objetivos, equilibrar las cuentas y lidiar con una feroz competencia en un mercado cambiante. Hay conceptos que los gestores de una pyme deben manejar, como el de “activo”, una parte fundamental dentro del orden contable de una organización.
Los activos de una empresa suponen algo más que un listado de bienes de una empresa. Son un indicador de potenciales rendimientos económicos y, por tanto, un termómetro de la salud financiera de la organización.
Así, el activo de una empresa supone una pieza fundamental en la contabilidad de la pyme. Es básico reflejar contablemente la gestión de los activos porque facilita la toma de decisiones y permite obtener una imagen fiel del estado financiero de la organización.
¿Qué es el activo de una empresa?
Los activos de una empresa son los recursos económicos de su propiedad y que emplea en sus operaciones comerciales para obtener beneficios.
Según el Plan General de Contabilidad, los activos son “bienes, derechos y otros recursos controlados económicamente por la empresa, resultantes de sucesos pasados, de los que se espera que la empresa obtenga beneficios o rendimientos económicos en el futuro.”
Estos recursos pueden ser tangibles, como edificios, oficinas, maquinaria o efectivo o intangibles, como la propiedad intelectual, marcas registradas y patentes. También se incluyen las inversiones financieras, cuentas por cobrar de clientes y otros derechos de cobro.
Un activo es un bien propiedad de la empresa y que puede convertir en dinero u otro medio similar. Es decir, los activos representan todo lo que tiene valor económico y que una organización usa para realizar sus actividades económicas y, al final, generar ingresos y beneficios.
El activo, junto con el pasivo y el patrimonio neto forman los elementos básicos de las cuentas anuales de una empresa. Así, mientras que los activos serían los bienes, derechos y otros recursos propiedad de la empresa, el pasivo está formado por el conjunto de deudas de la empresa.
El patrimonio neto de una empresa se calcula restando los pasivos totales a los activos totales, a los que habría sumar, si procede, las aportaciones de los socios, las reservas y los beneficios no distribuidos.
Clases de activos
Podemos clasificar los activos en dos grandes grupos:
Activo fijo
También conocido como activo no corriente, no circulante, o de largo plazo, incluye aquellos recursos que la empresa planea utilizar en sus operaciones durante un periodo largo de tiempo, por lo general superior a un año.
La mayor parte de estos activos son empleados en el negocio sin intención de usarlos en la venta, sino que se transforman en liquidez mediante amortizaciones. Son los edificios, terrenos, maquinaria, vehículos o equipos, entre otros. También entran en este grupo las inversiones financieras con vencimiento superior a doce meses.
Activo circulante
También llamado activo corriente o líquido, comprende los recursos que la empresa espera convertir en efectivo o usar en un corto plazo, generalmente inferior a un año. Es decir, es el activo vinculado al ciclo habitual de explotación. El activo circulante comprende efectivo, cuentas por cobrar, inventario, inversiones a corto plazo y otros activos líquidos.
¿Cómo calcular el activo de una empresa?
Para calcular el activo de una empresa es preciso sumar el valor de los activos fijos y los circulantes. Esto se realiza mediante los registros contables de la empresa, que recogen el valor de cada tipo de activo en el balance general.
¿Cómo se valoran estos activos? Para contabilizar el valor de cada activo, se usan diferentes cuentas contables en el sistema de contabilidad. Según la naturaleza del activo, se apuntará en las cuentas de “caja”, “cuentas por cobrar”, “inventario” o la que corresponda.
La forma de valorar estos activos puede variar, aunque lo habitual es hacerlo a través de su coste de adquisición y, en cualquier caso, se deben seguir las normativas contables y los principios de contabilidad generalmente aceptados.
Importancia de los activos de la empresa
Es muy importante que la contabilidad refleje de forma fiel la gestión de los activos de la empresa, ya que, como apuntamos antes, los activos son un indicador de salud financiera. Los activos forman parte del balance general de la empresa y afectan directamente su capacidad para cumplir con sus obligaciones financieras.
La correcta gestión de los activos es clave para la pyme, ya que estos son esenciales para respaldar las operaciones comerciales, generar ingresos y rentabilidad y proporcionar valor para los dueños.
Además, la gestión correcta de los activos implica maximizar su utilización y rendimiento, minimizando los costes asociados con su adquisición, mantenimiento y depreciación.
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