Cada vez resulta más difícil para las pymes mantener la relevancia y la propia supervivencia en un entorno como el actual, caracterizado por una feroz competencia y sometido a continuos vaivenes del mercado. En este contexto, el benchmarking sobresale como una herramienta muy útil para que las pequeñas y medianas empresas analicen su propio desempeño y aprendan de las mejores prácticas de sus competidores.
Estamos viviendo unos tiempos de continuos cambios en todos los ámbitos, incluidos los modelos de negocios y la forma de trabajar. La disrupción tecnológica y la acumulación de nuevas tecnologías alumbran un nuevo paradigma en el que las pymes pueden quedar desubicadas frente a rivales de mayor tamaño. Sin embargo, el benchmarking puede servir de hoja de ruta al ofrecer a las pymes la posibilidad de evaluar su posición en el mercado y mejorar sus estrategias empresariales.
¿Qué es el benchmarking?
El benchmarking es un proceso por el que se realiza un análisis comparativo de una empresa, producto o proceso productivo con otras equivalentes del mismo sector o industria. Es un método de gestión que pretende mejorar la eficiencia y la capacidad operativa de una organización.
El término “benchmarking” proviene del inglés benchmark que significa “referencia”. En esencia, el benchmarking pretende extraer las mejores prácticas de las empresas de “referencia” del sector a través del análisis de sus aciertos y errores.
Con la práctica del benchmarking, nuestra pyme aprenderá de las empresas líderes del sector, para mejorar el rendimiento.
Este proceso puede implicar diversas áreas de la empresa, como ventas, marketing, operaciones... Se realiza a través de la recopilación de datos, análisis comparativo y, finalmente, implementando cambios o mejoras en función de las mejores prácticas identificadas.
Lo ideal es establecer el benchmarking como un proceso continuo que nos permitiría adaptarnos e innovar en un mundo en constante cambio.
Importancia del benchmarking
El análisis de la propia pyme y del mercado en el que opera tiene una importancia significativa. Las principales razones de su relevancia son las siguientes:
- Conocimiento del mercado y de la competencia: la razón más obvia es un conocimiento de las fuerzas y debilidades de nuestros competidores, algo que puede ayudarnos a posicionarnos mejor en el mercado. De las fortalezas de las empresas líderes de nuestra industria, podemos extraer lecciones y aplicar a nuestro negocio las mejores prácticas.
- Mejor conocimiento de nuestra pyme: el análisis comparativo que ofrece el benchmarking permite conocer mejor nuestra propia empresa. Además de conocer las fortalezas y debilidades de la competencia, este proceso nos ayuda a identificar nuestras propias debilidades y así trabajar para desarrollar planes de implantación de las mejores prácticas.
- Mejoría de la eficiencia y la productividad: el benchmarking permite identificar las áreas de mejor y la introducción de mejores prácticas desemboca en una mejoría del rendimiento.
- Reducción de costes: las prácticas identificadas como más eficientes suponen una buena forma de reducción de costes operativos y, por tanto, de incremento de la rentabilidad.
- Mejoría a largo plazo: el benchmarking se entiende como un proceso continuo, donde se compara, evalúa y se mejora de forma sostenida a largo plazo. Esto permite a las pymes mostrarse ágiles y receptibles a los cambios y poder adaptarse rápidamente a los evolución del mercado.
Tipos de benchmarking
Hay varios tipos o enfoques de benchmarking que podemos aplicar en la pyme dependiendo de nuestras necesidades:
- Benchmarking competitivo: es el más habitual y con el cual identificamos el concepto original de benchmarking. Consiste en observar y analizar el desempeño de nuestra pyme con el de nuestros competidores directos del sector. Esto permite identificar las áreas en las que estamos más rezagados y desarrollar planes para estrechar esta brecha.
- Benchmarking externo: tiene la misma filosofía que el benchmarking competitivo, pero en este caso implica mirar fuera de nuestra industria para fijarnos en empresas que sean líderes en áreas específicas para así adaptar sus mejores prácticas en nuestra pyme.
- Benchmarking interno: supone la comparación de procesos y gestión denro de la misma empresa. Esto implica analizar diferentes departamentos para identificar las mejores prácticas y adaptarlas de forma estandarizada en la organización.
Cómo hacer benchmarking en nuestra pyme
Para realizar benchmarking en nuestra pyme, puedes seguir los siguientes pasos:
- Estudiar la propia pyme: analizar la propia empresa ayuda a entender qué procesos empresariales son susceptibles de mejora.
- Identificar las áreas por analizar: tras el primer estudio de nuestra pyme, toca determinar las áreas que se van a evaluar en profundidad a través del benchmarking. Pueden ser diferentes departamentos de la empresa, procesos productivos, determinadas estrategias o un análisis integral de toda la pyme.
- Seleccionar las empresas de referencia: el siguiente paso es identificar las empresas líderes que nos interese según las áreas de nuestra empresa que deseemos mejorar. Según el tipo de benchmarking, podemos escoger organizaciones de la misma industria o de fuera de ella. Por lo general, es aconsejable fijarse en empresas de similares características en tamaño y operaciones.
- Recopilar los datos relevantes: en este punto, y dependiendo del tipo y objetivo de benchmarking escogido, hay que seleccionar los datos que queremos reunir de las empresas. Esto puede incluir datos financieros, métricas de rendimiento, estrategias comerciales, entre otros.
- Realizar análisis comparativo: este es un aspecto clave del benchmarking. Hay que comparar los datos para identificar diferencias y similitudes entre nuestra pyme y las empresas de referencia. Aquí hay que usar lo que ha funcionado y descartar las partes que peor funcionan para actuar en consecuencia. Es importante tener bien identificadas las oportunidades encontradas y los puntos de mejora para poder implementarlos.
- Implementar los cambios necesarios: tras el análisis, llega el momento de introducir las mejoras aprendidas en los procesos de nuestra pyme. Hay que elaborar una planificación estratégica para introducir estas mejoras.
- Mantener el proceso de benchmarking: es preciso realizar un seguimiento continuo de los resultados y ajustar las estrategias según sea necesario. A medida que la empresa evoluciona y cambia, es importante seguir utilizando el benchmarking para identificar nuevas oportunidades de mejora y mantenerse al tanto de las tendencias del mercado.