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Fuente: Javier Becerra (La Voz de Galicia) |A Coruña, 05 de noviembre de 2015. Actualizado a las 17:52 h.
«Ney» sigue en la memoria un año después de su muerte
Los vecinos recuerdan al perro que tiene una estatua en la plaza de Lugo

Foto: Paco Rodríguez
Ayer se cumplía un año de la muerte de Ney, el famoso perro de la plaza de Lugo. A su estatua, levantada en el lugar en el que solía corretear, se acercaron muchos de los vecinos que lo conocieron en vida y fomentaron el monumento. Algunos incluso dejaron flores. Su dueña, Marisol Paz, agradecía el cariño junto a Coco, el perro que vive ahora con ella. No viene a ocupar su puesto, por supuesto, pero desprende una alegría similar.
“Ney”, el mariscal de la plaza de Lugo, era un precioso golden retriever bonachón y cariñoso. Se ganó desde pequeño el cariño de los vecinos. El sentimiento creció año a año. Decenas de niños acudían todos los días a verlo, algunos incluso de barrios lejanos. Atraídos siempre por su particular encanto. En algunos casos la relación con sus admiradores dejó escenas conmovedoras. Un vecino, enfermo de alzhéimer había perdido la memoria a sus 90 años. Lo visitaba a diario. Lo llevaba su familia. Al verlo, el perro se ponía a su lado. Se dejaba acariciar por el lomo. Era el único momento del día en el que el hombre sonreía diciendo: «¡Perro, perro!». Cuando la enfermedad empeoró y no podía salir de casa, sus hijos hicieron fotos de “Ney” y las colocaron en su habitación.
Es por este tipo de anécdotas que entre los admiradores de “Ney” se creó necesidad de hacer algo por él. Uno dijo que ese perro se merecía una estatua. Otro contestó ¿y por qué no? Y mientras crecía y crecía la fama, un par de vecinas se pusieron manos a la obra, pidiendo permiso al Ayuntamiento para levantarla y haciendo una colecta para recaudar fondos. Se pretendía que el monumento se levantase en vida, pero no dio tiempo.
Pocos días después de su muerte, una persona se presentó en la floristería de Marisol Paz, su dueña. Dijo que venía en nombre de un matrimonio que se había reblandecido por la historia. Querían asumir el coste total de la estatua, 12.000 euros. Solo ponían una condición: el anonimato.
Así fue como el escultor Miguel Couto se puso manos a la obra. Nunca se supo quiénes habían dado el dinero. Pero el 2015 empezó con "Ney" en la que fue su plaza. Los niños se abrazan a esa estatua, dándole eternidad a un animal tremendamente especial.
Emocionante, muchas gracias por compartir pacofreire ,-)