Bienestar personal: estrategias de autoprotección para pequeñas empresas
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30-04-2024 9:00
Félix teletrabaja los martes y jueves, tal y como consta en su contrato. Bajo el mismo horario, de 9 a 18 horas, siempre desde su habitación. Juan, en cambio, lo hace de manera aleatoria, en función de su agenda diaria. Hay semanas en las que no aparece por la oficina y otras en las que va todos los días, gracias a una flexibilidad que le lleva a trabajar desde cafeterías, trenes, aviones… Y ese tipo de detalles no están reflejados en ningún papel.
Estas disyuntivas pueden llevarnos a diferenciar entre teletrabajar y trabajar en movilidad, que básicamente consiste en trabajar desde cualquier lugar, en cualquier momento y desde cualquier dispositivo (a veces se le llama flexwork o smartwork).
En este sentido, el teletrabajo es mucho más estático y está regulado por ley, tanto en el entorno público como privado. En esta modalidad, empleador y empleado tienen que firmar un contrato con ciertas limitaciones en cuanto al tiempo, los días de teletrabajo, la dotación económica y los medios materiales que la empresa pondrá a su disposición.
En cambio, el trabajo en movilidad no estaría regulado, sino que se trataría más bien de un acuerdo tácito, permitiendo al empleado la libertad y autonomía de trabajar allí donde sea más productivo.
El coronavirus marcó un antes y un después en nuestras vidas, tanto a nivel personal como laboral, donde una de las consecuencias más significativas fue el boom del teletrabajo: un término hasta entonces prácticamente desconocido para buena parte de la población.
Con el estallido de la pandemia y el consecuente cierre de las empresas, miles de ciudadanos se vieron obligados a trabajar, de la noche a la mañana, desde sus domicilios, convirtiendo mesas en escritorios y salones en oficinas. A contrarreloj, las compañías tuvieron que adaptarse, amoldar sus sistemas informáticos y métodos de trabajo para mantener su actividad, como si de un mecanismo de supervivencia se tratara.
Cuatro años después, el porcentaje de población ocupada que trabaja desde casa no ha hecho más que descender. Sólo como ejemplo, si en el segundo trimestre de 2020 el 19% de la población ocupada teletrabajaba habitual u ocasionalmente, en el tercer trimestre de 2022 la proporción descendía hasta el 12%.
Según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 34,2% de las empresas con 10 o más empleados permitían el teletrabajo en el primer trimestre de 2023, una caída del 6,6% con respecto al mismo período del año anterior y que contrasta con la tendencia en Estados Unidos, donde el trabajo híbrido se consolida y el 98% de los trabajadores desean la opción remota.
Más allá de las cifras, todo hace pensar que, aunque ahora se teletrabaja más, no va a suponer el cambio absoluto de paradigma laboral que parecía hace dos años.
Otra tendencia clara es que, mientras se reduce la proporción de teletrabajadores habituales, ha ido creciendo la de ocasionales. Y es que, tal y como refleja el libro Sociedad Digital en España 2023, de Fundación Telefónica, la forma más extendida de teletrabajo que persistirá será la que implica trabajar en remoto menos de la mitad de los días laborables.
Ya sea para impulsar el teletrabajo o el trabajo en movilidad, siempre conviene seguir una serie de recomendaciones para desarrollar modelos de trabajo a distancia, como las que detalla Belén Espejo en este post, donde asegura que, para implantar los nuevos modelos de trabajo a distancia, Telefónica sitúa al empleado en el centro de su propuesta de teletrabajo.
“Para ello, lo rodea de todos los dispositivos y servicios que necesita para trabajar, comunicarse y colaborar en un entorno seguro. Se trata de facilitar al máximo la flexibilidad y movilidad y asegurar el éxito del cambio a una cultura más digital, independientemente del lugar o el momento en el que acceda a su entorno de trabajo”, destaca.
Asimismo, Belén Espejo considera que la principal tecnología que hace posible trabajar en movilidad es la conectividad segura (línea de datos (wifi o móvil) + conexión segura VPN al entorno corporativo), además del dispositivo (portátil/Tablet) y un entorno de colaboración.
En este marco, y siguiendo con el libro Sociedad Digital en España 2023, más del 80% de las organizaciones permiten a sus empleados acceder remotamente a los recursos corporativos, siendo la herramienta más importante el correo electrónico corporativo, habilitado en prácticamente la totalidad de las firmas.
Según este trabajo, el acceso en remoto a documentos de la empresa también es algo muy extendido —globalmente el 87% lo tienen implantado—, mientras que la posibilidad de acceder a aplicaciones o software corporativo únicamente está disponible en poco más de las tres cuartas partes de la muestra.
La evolución de los datos lleva a concluir en el trabajo de Fundación Telefónica que, aunque la pandemia ha traído consigo una extensión significativa del trabajo en remoto, en muchos casos esto ha supuesto una situación de emergencia, de forma que la normalidad ha recuperado en gran medida la presencialidad.
Con todo, dos años después se mantiene un volumen de teletrabajo muy superior al que había antes de 2020, y también se aprecia un cambio de cultura relacionado con la flexibilidad entre las empresas de mayor tamaño.
Porque trabajar es algo que hacer, no un sitio al que ir, como puede leerse en la web de movistar, donde se detalla información sobre las nuevas herramientas que permiten conciliar mejor la vida personal y laboral, aumentan la motivación de los empleados e incrementan la productividad.
En definitiva, teletrabajo o trabajo en movilidad, dos conceptos distintos pero estrechamente relacionados. Dos conceptos atractivos, por qué no decirlo, y cada vez más demandados en el mercado laboral, sobre todo por las nuevas generaciones. Ahora bien, ¿cuál de los dos se encuentra más extendido entre las empresas españolas?
Según Belén Espejo, está más implantado el teletrabajo, ya que muchas organizaciones, especialmente las grandes, han optado por regularlo por contrato y determinar al menos un día fijo.
“Ese modelo convive con el trabajo flexible, que no está regulado por contrato, ni tiene un día fijo, pero permite a los empleados cierta libertad de trabajar desde donde quiera”, concluye.
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