Últimamente hemos visto cómo las infecciones a través de ransomware se han incrementado exponencialmente. Está claro que las cosas se están poniendo cada vez más sofisticadas en el mundo de la tecnología y las amenazas acompañan esta evolución. Con la aparición de los dispositivos móviles y con el auge del Internet de las Cosas ya empiezan a verse códigos maliciosos que afectan estos equipos.
La evolución del ransomware no ha parado en los últimos años y, mientras siga siendo una de las actividades más rentables para los cibercriminales, seguirá adaptando sus técnicas para lograr nuevos escenarios de ataque.
Ante este panorama poco alentador, podemos resaltar un dato importante a nuestro favor: las técnicas de propagación no varían demasiado. Engaños, archivos adjuntos en correos electrónicos y explotación de vulnerabilidades seguirán siendo los principales canales a los que prestar atención para evitar infecciones.
El ransomware continúa creciendo en 2017, causando serios daños a la integridad tanto de particulares como de empresas, eliminando el acceso a algunos archivos del sistema operativo y que únicamente se podrán recuperar tras previo pago de rescate a los cibercriminales.
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