¿A qué edad es recomendable comprarle el móvil a mi hijo?

PaulaV-Familiadigital
BlogCollaborator

Nuestros hijos han nacido en un mundo que ya es digital y que pone a su alcance infinidad de recursos y oportunidades. Sin embargo, esto no significa que sepan hacer un uso responsable de la tecnología y de los dispositivos conectados. Los más jóvenes no han nacido con el criterio suficiente para saber cómo introducir de manera adecuada estas herramientas en sus vidas. Y nuestro papel como padres y educadores es enseñarles a interactuar con ellas de la forma más cercana y natural posible, al igual que hacemos en otros aspectos de su educación.

 

primer móvil niños movisfera movistar.jpg

 

Vemos cómo este acceso a la tecnología se produce cada vez a una edad más temprana: un 38% de los menores estadounidenses de 2 años utiliza de manera habitual los dispositivos móviles de sus familiares, según el informe Zero to Eight: Children’s Media Use in America de Common Sense Media, y a los 12 años casi el 70% de ellos dispone de un terminal móvil propio como indica Protégeles en su estudio Menores de edad y conectividad móvil en España.

 

Ante esta nueva situación, nos encontramos con la eterna duda para las familias: ¿a qué edad es recomendable que los menores tengan un móvil propio? Vamos a intentar ofreceros las claves que os acerquen a la respuesta:

 

- Hablando se entiende la gente. Es interesante que la idea de la posesión de un dispositivo propio para el menor surja dentro del entorno familiar, y no que se genere por el hecho de haber recibido el terminal como un regalo. Esto nos permitirá trabajar con los más jóvenes lo que significa disponer de un smartphone y qué va a aportar en su vida, sus oportunidades y posibles riesgos. Y, sobre todo, si la adquisición del teléfono cubre una necesidad real. Es posible que durante la negociación muchos padres acudan al tan utilizado yo a tu edad no tenía móvil y nunca lo necesité. No debemos basar nuestro argumento en esta idea, ya que el entorno ha cambiado, su entorno ya es digital y no podemos quedarnos al margen de la realidad. Sepamos ponernos en su lugar y así podremos tomar una decisión con mejor criterio.

 

Hacer un listado junto a los menores con los pros y los contras que supondrá adquirir un nuevo terminal nos ayudará a crear un compromiso de buen uso por su parte y a valorar si realmente existe una necesidad. Discutir si es necesario, por ejemplo, contratar una tarifa de datos durante los primeros años o, si por el contrario, el acceso a la red WiFi de casa resulta suficiente para cubrir sus necesidades inmediatas.

 

- ¿Dispositivos compartidos? Como punto de partida podemos proponer la utilización compartida de alguno de los dispositivos que ya se encuentren en la familia (padres, hermanos mayores, etc.). Así, podremos ver cómo están utilizando esta herramienta y guiar sus primeros pasos. Compartir con ellos buenas experiencias e informarles de los posibles riesgos que puedan encontrarse generará un vínculo de confianza fundamental en la relación de los menores con la familia y la tecnología.

 

-Nuestros compromisos y responsabilidades sobre la mesa. Una vez que ya hemos comentado con ellos las responsabilidades que conlleva tener un smartphone propio y hemos trabajado los aspectos básicos, sería interesante llevarlos al papel y firmar un “contrato” de uso con ellos, como hizo esta madre cuando le regaló un terminal a su hijo. Todo lo hablado previamente se hará más “tangible” y podremos acudir a él siempre que los compromisos por ambas partes no se estén cumpliendo. Deberían aparecer temas como: quién va a hacerse cargo de la factura mensual, los tiempos de uso (para esto es muy útil el servicio Movistar Protege), la supervisión de las descargas de aplicaciones u otros contenidos, el uso de una contraseña de bloqueo compartida, etc. No debemos agobiarnos con esto, pensemos que lo que les estamos pidiendo es una continuación de nuestros valores como familia y de la función formativa que estamos trabajando con ellos.

 

- Respeto, privacidad y buena gestión de la identidad digital. No desaprovechemos la oportunidad para establecer períodos de tiempo libres de tecnología, acordemos no utilizar el teléfono mientras compartimos actividades en familia y con otras personas, en los momentos de estudio, e incluso antes de irnos a dormir o al despertar, por ejemplo. Además, intentemos transmitirles la importancia de cuidar a sus contactos también a través de los servicios de mensajería instantánea o las redes sociales respetando sus tiempos de respuesta y teniendo en cuenta el etiquetado de los contenidos que compartan en la Red.

 

¿Predicamos con el ejemplo? Es muy difícil explicar a los menores que deben utilizar el dispositivo móvil con sentido común y no depender de él las 24 horas del día si nosotros hacemos lo mismo. La imagen que estemos haciéndoles llegar se convertirá en su principal modelo de aprendizaje.

 

- Oportunidades educativas. El acceso a las tecnologías desde los primeros años de la vida de un niño plantea una buenísima oportunidad para abordar con ellos la educación digital. A edades tempranas los menores asimilan y aceptan mejor nuestros consejos y podrán divertirse mientras aprenden el manejo responsable de los dispositivos conectados. No caigamos en la tentación de usar los terminales como si fueran una niñera que se encarga de nuestros hijos, aprovechemos esas situaciones en las que el menor pueda demandar el dispositivo móvil, como las comidas en familia o las visitas al médico, para explicarle cómo debe comportarse en esas situaciones.

 

Implicación, acompañamiento y confianza familiar. Como el buen uso del smartphone es un requisito indispensable para que la experiencia resulte positiva y enriquecedora, no debemos olvidar el papel de los padres. Estamos inmersos en una sociedad digital que no deja de evolucionar, algo que nos exige un interés y aprendizaje continuo para saber cómo acompañar y guiar a los más jóvenes en estos nuevos entornos de comunicación.

 

Volvemos ahora a plantearnos la pregunta del principio ¿a qué edad resulta más adecuado que un menor acceda a un dispositivo móvil? Como en cualquier aspecto relacionado con la educación de un niño, no existen recetas cerradas. Sin embargo, creo con firmeza en la importancia de facilitarles el acceso a la tecnología desde edades tempranas, siempre que adoptemos un papel protagonista en su proceso de aprendizaje. Cuando antes comiencen a utilizar los dispositivos conectados, mejor podremos trabajar con ellos el buen uso de los mismos. Nuestro papel como padres es ayudarles a crecer como buenos ciudadanos digitales, guiando no sólo su formación más técnica, sino también en valores.

 

Es por ello que, en función de la evolución de estos aprendizajes, la madurez del menor, su grado de responsabilidad y sus necesidades, podremos valorar cuál es la mejor edad para introducir un terminal inteligente propio en los bolsillos de su mochila.