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Yo ya uso 10G ¿y tú?
16-11-2025

120.000 hogares gallegos, a la sombra tecnológica: sin cobertura o con baja señal de internet

 

Fuente: S. Pérez / M. Cobas REDACCIÓN / “LA VOZ DE GALICIA” | 16 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

 

 

La conexión de calidad a la red es casi testimonial en amplias zonas de Lugo y Ourense; la dispersión poblacional las castiga. En Montederramo y Chandrexa de Queixa (Provincia de Ourense): «Para teletrabajar, aquí estás vendido»


En un mundo en el que prácticamente se necesita internet para todo, en Galicia todavía hay más de cien mil hogares que no tienen acceso a una conexión de calidad. Esto es, una cobertura de 100 megabits que sigue resistiéndose sobre todo en las zonas rurales de Ourense y Lugo. Son las provincias con los peores datos, donde cerca de un 20 % de las casas tienen problemas para hacer videollamadas o para ver series, si hay varias personas conectadas a la vez, y el teletrabajo es misión imposible. Son datos que comparte el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, de junio del año pasado, que muestran una Galicia que aún avanza a dos velocidades: la de A Coruña, donde el 100 % de los hogares tienen acceso a una conexión de primerísima calidad, y la de Chandrexa de Queixa, en la que no hay un día en el que sus vecinos no se peleen con sus dispositivos.

 

La orografía y la dispersión de la población condicionan la calidad de la cobertura en este 10 % de los hogares de Galicia (118.651). Ocurre, por ejemplo, en Ribeira de Piquín (Lugo, 491 habitantes) o en Verea (Ourense, 952 habitantes), donde menos de un 15 % de las casas tienen acceso a una conexión de 100 megabits. ¿Están entonces los ayuntamientos más despoblados condenados a tener una mala conexión? «Al final, la calidad de la conexión a internet depende de lo que inviertan los operadores en las infraestructuras. Y no lo hacen en zonas donde haya poca población, que además esté dispersa y envejecida. A esos municipios nunca va a llegar la fibra óptica porque no es rentable de ninguna forma», afirma Rodrigo L. de Guevara, director ejecutivo de la empresa de satélite Serenae, que presentó un informe sobre la conectividad con los datos del ministerio. Y, aun así, destaca la situación de la comunidad gallega: «Galicia, con la dispersión de población que tiene, cuenta con menos zonas sin cobertura de las que cabría esperar».

 

En la mayoría de los municipios con una mala conexión por tierra o cable se compensa la balanza con la cobertura móvil 5G. Ese mapa, en el que el coste económico no condiciona tanto el despliegue al ser por antenas, muestra otra Galicia en la que quedarían algo más de cincuenta mil hogares sin esa red. El caso más extremo, y el único en la comunidad, es el de Chandrexa de Queixa, donde ninguna de las 221 casas que hay tienen 5G. Y justo en el municipio vecino, en Montederramo, hay cerca de un 100 % de conexión, con 346 hogares. «Dependerá de la orografía o de la población. No sé cómo es la red, pero los planes de despliegue se hacen por población. Por ejemplo, si un municipio está en un valle, se puede poner una estación base con una antena en un punto elevado y es relativamente fácil proporcionar 5G a toda la zona», explica Íñigo Cuiñas, catedrático de Teoría de la Señal y Comunicaciones de la Universidade de Vigo. Y en Chandrexa, zona de montaña con una población muy dispersa, llegar a un porcentaje alto de conexión requiere de un gran número de estaciones base. En consecuencia, requiere de una inversión.

 

Alta demanda

 

¿Y qué conexión es la mejor? Explican los expertos que si se garantiza la velocidad, las dos son una buena opción. Aun así, las conexiones por cable suelen ser más estables. «En principio, con el 5G la cobertura debería estar garantizada. Pero en la telefonía móvil siempre hay un recurso máximo. Podría ocurrir que en momentos de alta demanda el sistema empezara a fallar», dice Cuiñas. Ahí la cobertura variará en función de la densidad de población que tenga en cada momento. «Puede que en un municipio turístico pequeño haya una conexión perfecta en invierno y que en verano tenga menos capacidad porque hay que repartir la red entre más personas», explica L. de Guevara.

 

 

 

 

Esa es la trampa técnica del 5G, que las antenas pueden tener mayor o menor capacidad para atender a usuarios. «Por ejemplo, si una torre presta servicio en un radio de unos tres kilómetros, cuando el consumo es bajo alcanza la zona completa. Pero cuando es muy alto porque en lugar de las 50 personas que se estimaban ahora hay 100, lo que hace la telefonía móvil es reducir los tres kilómetros a dos, a uno, a 500 metros y finalmente al área en la que esté la antena, asumiendo que los usuarios que se queden fuera los cubrirá otra antena», afirma. En las ciudades sí que hay una cada 300 metros, «pero en las zonas rurales esa distancia se amplía hasta los siete kilómetros».

En el ayuntamiento de Avión solo un 0,3 % de los hogares tienen acceso a una red 5G (2 de 832), y también está rodeado de municipios con mejores conexiones móviles. El experto en comunicaciones Íñigo Cuiñas pone como ejemplo el caso de Toén, limítrofe con Ourense: «Hay aldeas en Galicia adonde no ha llegado el 4G, y no muy lejos de las grandes ciudades. En la parroquia de Trelle no hay cobertura ni en las casas ni en el monte». Esa dispersión de las provincias de Ourense y Lugo vuelve a ser determinante. Y también la razón por la que las aldeas de Pontevedra y A Coruña tienen mejor cobertura. «Aunque la población también está dispersa, hay más continuidad. Sales de Vigo hacia Baiona y en el trayecto no deja de haber casas nunca. Aunque sean ayuntamientos diferentes, hay una continuidad semiurbana. Por eso hay siempre cobertura, porque siempre hay un mínimo de población que justifica que la haya. En el interior de Ourense o de Lugo te encuentras con aldeas en las que pueden vivir 20 personas. Muy separadas. No compensa a las operadoras», explica Cuiñas.

 

Población envejecida

 

Otro de los factores que condiciona la cobertura de internet es el envejecimiento. «Hay población mayor que no requiere tampoco determinados servicios o no los demanda. Entonces, la demanda de ancho de banda, de internet de alta velocidad, de descarga de vídeos o de música, es menor en la población de 80 años que en la de 20», afirma Cuiñas. Si se junta la dispersión poblacional, que una aldea tiene 20 habitantes y que la mayoría son mayores, «probablemente la demanda de comunicaciones de banda ancha sea casi inexistente en esa zona», defiende. L. de Guevara explica que está percibiendo un cambio de tendencia en este sentido: «Muchos mayores dicen que internet no es para ellos; ahora bien, que a sus nietos los quieren ver por videollamada». Y para eso necesitan una conexión de calidad. Además, hay una nueva demanda tras la pandemia con los servicios de telemedicina y asistencia.

 

Servicio universal

 

Aunque la Ley General de Telecomunicaciones —aprobada en el 2022— establece un mínimo de 10 megabits para el servicio universal, no es una medida realista para un hogar en el que se utilicen varios dispositivos a la vez. Con un ejemplo práctico, esa velocidad solo permitiría navegar por redes sociales, enviar correos, hacer una videollamada en alta definición o ver una serie a una sola persona. «Si vives tú solo, se puede teletrabajar con esa cobertura. El asunto es, ¿puedes estar en tu casa durante la pandemia con tu pareja, tus dos hijos, todos conectados al trabajo o a clases online, con 10 megabits? Pues la respuesta es que no», afirma el catedrático de Teoría de la Señal y Comunicaciones de la Universidade de Vigo.

 

Con el programa Único, el Gobierno asumió el objetivo de la Unión Europea de alcanzar en este 2025 el 100 % de la población con cobertura de 100 megabits. Una realidad que en Galicia todavía está lejos de cumplirse. Para conseguirlo, se ofrece a todos los hogares que hasta ahora no tenían cobertura acceder a internet satelital por 35 euros al mes. «Es una forma de que los municipios condenados a no tener una buena cobertura también tengan una oportunidad», asegura el director ejecutivo de Serenae.

 

Ourense y Lugo, las provincias con los peores datos

 

Es la rentabilidad la que vuelve a castigar una vez más a los ayuntamientos de Ourense y Lugo, con los peores datos de fibra óptica en toda España. «Tiene que ver con el coste de tender infraestructura cuando la población está dispersa», afirma Íñigo Cuiñas. Coincide De Guevara: «Un operador privado no va a poner 20 postes y un despliegue de fibra óptica de 5 km para llegar a una casa aislada o a una aldea de 50 casas». 

 

Desde la Xunta lamentan no poder participar ni tener más peso en el despliegue de las redes de telecomunicaciones. Explican que, respecto a la cobertura móvil, solicitaron en varias ocasiones, y sin éxito, la modificación del actual Servicio Universal de Banda Ancha con el objetivo de incluir «non só o dereito da cidadanía a un teléfono fixo e internet nos fogares, senón tamén á cobertura móbil de internet e voz» ("no solo el derecho de los ciudadanos a tener teléfono fijo e internet en sus hogares, sino también a internet móvil y cobertura de voz"). Afirman que, desoídas sus peticiones, pusieron en marcha una iniciativa con la Unión Europea para mejorar la cobertura móvil. Actualmente, hay 68 torres que darán servicio a 210 núcleos rurales aislados de 34 ayuntamientos, en los que viven unas cinco mil personas, «e ás que o Estado e as operadoras non ofrecían servizo» ("a las que el Estado y los operadores no ofrecían servicio"). Entrarán todas en funcionamiento en la primera mitad del año que viene; por ahora, son 52 las que dan cobertura. Por provincias, es la de Ourense en la que la actuación tiene un mayor alcance: 50 entidades de población de 19 ayuntamientos y 2.224 habitantes.

1 Respuesta

  •    Muchas gracias, como siempre, por compartir pacofreire​ 😀

       1 muy afectuoso y cariñoso saludo​😘​