Greenwashing: cómo puede afectar a tu pyme

Juan_Estebanez
Editor_Telefonica Empresas
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La necesidad cada vez mayor de cuidar nuestro entorno y la creciente sensibilización ciudadana respecto a las cuestiones ecológicas hacen que tener un negocio respetuoso con el medio ambiente sea cada vez más provechoso. Sin embargo, en las políticas de sostenibilidad de la empresa planea la sombra del greenwashing. ¿Qué significa este concepto?  

 

Reducir la contaminación, proteger los recursos naturales y mitigar los efectos del cambio climático son acciones positivas por sí mismas, pero, además, la sostenibilidad es una pieza fundamental actualmente para mejorar la reputación de nuestra pyme. Eso sí, las prácticas sostenibles que llevemos a cabo deben ser auténticas y transparentes so pena de caer en la sospecha del greenwashing, algo que puede perjudicar a nuestro negocio. 

 

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¿Qué es el greenwashing? 

 

El greenwashing o “lavado verde” es una práctica de marketing por la que se pretende promover una imagen de responsabilidad ambiental en una empresa u organización de forma engañosa. A través del greenwashing, la empresa pretende ser más ecológica y sostenible de lo que realmente es. 

 

Así, una empresa pretende trasladar a la opinión pública una imagen amigable con el medio ambiente cuando realmente no realiza las acciones oportunas que respalden tal imagen. 

El greenwashing despierta el escepticismo de los consumidores, que aumentan su desconfianza frente a las empresas en general. Las acciones sostenibles y los productos calificados como “verdes” pueden acabar siendo objeto de rechazo si no se identifican adecuadamente como respetuosos con el medio ambiente. 

 

Prácticas comunes de greenwashing 

 

El greenwashing tiene su forma más conocida en envolverse en el color verde para transmitir al público el compromiso con la ecología y el medio ambiente. Supone una apuesta formal por la sostenibilidad aunque en la realidad no sea sí. 

 

Entre las acciones más comunes realizadas por las empresas para realizar prácticas de greenwashing destacan: 

 

  • Falta de transparencia e información oculta: se hurta la información detallada sobre las prácticas ambientales de la empresa y se ocultan los datos negativos de impacto ambiental. En los productos calificados como “verdes” se apartan los datos que puedan revelar que generan un impacto pernicioso para el medio ambiente. 
  • Imprecisión y confusión: el uso de términos científicos confusos pretende hacer creer que los productos o prácticas cumplen con los objetivos medioambientales cuando no es así. También atribuir cualidades a los productos de forma poco definida o muy imprecisa. 
  • Etiquetado falso: usar etiquetas o sellos que insinúan que un producto es ecológico cuando en realidad no lo es, tanto con sentencias como “verde”, “eco-friendly", imágenes o certificaciones falsas. 
  • Falta de pruebas: no aportar pruebas o certificaciones auténticas en las afirmaciones de ecosostenibilidad que se realizan. La ausencia de información verificada es otra prueba de la práctica de greenwashing de una organización. 
  • Exhibición de logros falsos o exagerados: publicitar acciones ambientales de forma exagerada o directamente falsa o de cambios y mejoras en favor del medio ambiente que son irrelevantes o con un impacto mínimo. 
  • Greenwashing por asociación: asociarse con organizaciones o proyectos ambientales legítimos para dar la impresión de que la empresa es respetuosa con el medio ambiente, aunque su contribución real sea mínima. 

 

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Cómo puede una pyme evitar el greenwashing 

 

Las consecuencias del greenwashing pueden ser muy nocivas para una empresa. La falta de honestidad suele ser castigada por el consumidor. El daño a la imagen de marca es el efecto negativo más evidente, algo que puede dificultar la captación de nuevos clientes y la fidelización de los actuales. 

 

Además, puede acarrear una pérdida de confianza de los inversores, que pueden dejar a la empresa con dificultades para obtener recursos financieros.  

 

A medio plazo, la empresa se verá obligada a invertir en mejorar la reputación perdida, lo que supone un incremento de costes. Eso sin contar que muchas prácticas de greenwashing están consideradas como fraudulentas, algo que comporta sanciones y multas económicas. 

 

Así, para evitar las consecuencias negativas de esta práctica, las pymes deben ser transparentes y claras sobre el impacto ambiental que producen sus actividades. Las empresas deben invertir en medidas que mejoren su impacto real y comunicar estas medidas de forma transparente al público. 

 

Un compromiso genuino con la sostenibilidad debe ser el faro que guíe las acciones de la empresa. Debe establecer objetivos específicos relacionados con la reducción de impactos ambientales, la mitigación del cambio climático y la preservación de los recursos naturales. Estas acciones deben estar sostenidas en el largo plazo y trabajarse de forma constante. Una buena forma de apoyar el cuidado del medio ambiente es empleando fuentes de energías limpias, que además de ahorrar en gasto energético a largo plazo, ayuda a los objetivos de sostenibilidad.

 

Las acciones en pro del medio ambiente deben envolverse en la transparencia y comunicación honesta. La información aportada a consumidores y el público en general debe ser clara y precisa y comunicar sus prácticas, políticas y logros sin exagerar ni ocultar información relevante. Deben evitar la emotividad y las afirmaciones exageradas. Deben evitar, en suma, el “lavado verde”. Asimismo, toda la información debe basarse en datos y evidencias comprobables. 

 

En este sentido, se hace muy recomendable una verificación independiente. El apoyo de terceros y de certificaciones ambientales con arraigo en la sociedad es una herramienta fundamental para respaldar las afirmaciones de sostenibilidad en una pyme. 

 

Otro punto importante para proscribir la práctica del greenwashing es participar de forma activa en iniciativas sostenibles de la comunidad y la sociedad. De forma interna, la capacitación de los empleados para comprometerles con los objetivos de sostenibilidad de la empresa es otro medio de apostar por una práctica verde genuina y transparente. 

 

En general, una pyme que aplique soluciones digitales a su negocio, como la factura electrónica, almacenamiento en la nube y otras similares, aumenta su productividad y minimiza la generación de residuos, contribuyendo al preservar el entorno medioambiental. Es una forma de empezar, pero hay otras muchas acciones al alcance de los pequeños negocios que contribuyen al cuidado del medio ambiente de forma transparente y sin postureos.