Tendencias de transformación digital que afectarán a tu negocio en 2020
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Editado 17-02-2020 12:26
Crear una empresa o una startup es una de las cosas más apasionantes que alguien puede hacer en su vida… pero a la vez, una de las más complicadas. El histórico de evolución de empresas es demoledor, la gran mayoría cierran a los pocos años, pero además, las empresas son como los bebés, vienen sin manual de instrucciones… y claro, es difícil saber si el éxito está a la vuelta de la esquina o si estamos atascados en la «zona gris».
Aunque hay muchas metodologías que supuestamente explican los pasos que deberíamos dar para tener éxito en una empresa o startup, o al menos validar rápido si las hipótesis en las que nos basamos tienen sentido, nadie nos prepara para la realidad y a veces las expectativas nos pueden generar falsas realidades. Analizar la diferencia entre la expectativa y la realidad, puede ser un buen punto de partida para empezar.
Partimos de nuestra idea y de lo que pensamos que va a suceder, pero la realidad puede ser muy diferente, pues es habitual que cuando uno crea su primer negocio, y tras algún tiempo trabajando en el producto, mire al mercado esperando que suceda una de estas tres cosas:
Como es habitual pocas veces se cumple lo que esperamos y lo que realmente suele suceder es que la realidad es más terca de lo que imaginábamos.
De este modo, desgraciadamente dejamos de creer en cuentos empresariales y nos damos cuenta que:
De todo lo anterior, realmente lo más grave es lo último… ya que implica que hemos dedicado meses o años de nuestra vida a algo que finalmente no ha tenido éxito, además del capital invertido y no retornado.
De este modo, generalmente, la realidad se parece más a unas largas vacaciones en la “zona gris”:
Realmente no sería tan difícil detectar que estamos en la «zona gris” si tomáramos perspectiva… algo por desgracia bastante complicado con esa nefasta cultura que impera hoy en día en las startups de “muévete rápido y rompe cosas”, o “descansar es para débiles”.
Si lleváramos nuestra empresa al doctor para pedir que nos diera un diágnostico de su salud, nos encontraríamos las siguientes opciones:
Sin duda. Estar en la «zona gris” no es per se un problema, es más bien la realidad para miles de startups a lo largo y ancho del planeta. El problema es no ser consciente de ello y autoengañarnos, algo en lo que los fundadores de startups son unos maestros.
El problema es que el imaginario startup ideal, pero no real, nos ha vendido que las curvas de crecimiento de la mayoría de las startups de éxito se parece a esto:
Y claro, si no cumplimos el camino prefijado del famoso “palo de hockey”, vamos mal ¿no?. Pues NO necesariamente. Es una cuestión de escalas:
Que seguramente nos encontraríamos esto:
Todas las startups pasan una época de turbulencias en la zona gris. La diferencia es que las más sensatas trabajan duro para salir lo antes posible de la «zona gris» aunque eso implique enfrentarse con la ingrata realidad. Y sólo hay dos formas de salir: o bien porque trabajan muy duro, tienen suerte, y el mercado las acepta… o bien porque descartan el negocio y deciden cerrar. Es decir, sobreviven o mueren.
Y esto sólo hay una forma de conseguirlo: forzando experimentos que, o nos llevarán un poco más cerca del éxito, o nos confirmarán que estamos en la zona de fracaso y que mejor cerrar. En cualquier caso, la clave es ponernos como prioridad salir lo antes posible de la “zona gris”, ya sea por abajo o por arriba.
Sin embargo, hay otra visión de la zona gris en la que no es necesariamente malo estar en ella, pues hay negocios que evolucionan más lentos que otros por temas de inversión, aprendizaje, enfoque, comercialización,…. Forzar las cosas para salir de la zona gris podría ser un error, pues el negocio podría morir prematuramente pero si permaneces, tal vez, acabe saliendo hacia el éxito.
De este modo, el éxito es muy subjetivo y la zona gris puede no ser tan mala según bajo ciertos criterios. Lógicamente, si tu startup esta orientada a venderse a inversores la zona gris no será un buen lugar, pero si se trata de una empresa pensada como un proyecto de crecimiento progresivo con autofinanciación, puede pasar 10 años tranquilamente en ‘una zona gris’ hasta que llegas al punto de éxito, sin que eso resulte un problema.
Esto quiere decir que la persistencia y el trabajo duro serán siempre imprescindibles en el camino, y es clave asumir con valentía la realidad, para dejar de desperdiciar nuestros recursos y tiempo en algo que no funciona.
Así que averigua si estás en la zona gris… e intenta salir lo antes posible, o permanece en ella el tiempo que necesites, si así tu negocio crees que lo necesita.
Hasta pronto,
Cristina.
En 2020 y años venideros, aprender a vivir en la incertidumbre permanente es el gran reto. Se estima que el 85% de los trabajos que habrá en el 2030
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