¿Por qué es tan difícil darse de baja?
Darse de baja de un servicio contratado con Movistar debería ser tan fácil como darse de alta. ¿Por qué no lo es?
Este verano contratamos una de esas conexiones a Internet para ordenadores portátiles. Fue facilísimo: fuimos a una tienda Movistar y no hubo ninguna pega. Cuando quisimos darnos de baja, pasado el verano y vista la mala calidad del servicio -que se vendía como ADSL desde cualquier lugar, pero que lo que conseguíamos era una mísera conexión de esas de GPRS, que necesitaba horas para cualqier minucia, no pudimos hacerlo desde una tienda Movistar. No, no: hay que escribir una carta pidiendo que te den de baja y fotocopia del DNI, y mandarlo a Madrid.
Las tiendas Movistar son canales de venta pura y dura, aunque a veces ni siquiera te pueden vender servicios que se venden por teléfono o por la página web. En realidad deberían de ser puntos de servicio al cliente.
Otro caso: mi marido y yo tenemos un móvil cada uno con un contrato a nombre de mi marido. Yo lo uso poco y preveo que de ahora en adelante voy a usarlo menos aún, de manera que he decidido cambiar a tarjeta prepago. Fui a una tienda -el 1004 me produce terror- me dijeron que no pueden hacernos ese cambio. Si fuera lo contrario -de tarjeta a contrato- sí, podrían hacerlo. Así que estamos considerando darnos de baja totalmente, porque mi marido no está por la labor de ponerse a llamar al 1004 para semejante bobada. Yo no puedo hacerlo, porque aunque a veces he contratado servicios a nombre de mi marido, dando simplemente su DNI, cuando se trata de hacer algo que a Telefónica no le conviene, exigen que se ponga él. En realidad, les basta con una voz de hombre, claro, porque no pueden saber si la voz de hombre es la de mi marido, la de mi hijo, la de mi hermano o la del vecino.
Pues si. Después de escribir esto y darme cuenta de lo absurdo que es el trato que Movistar da a sus clientes, estoy decidida a coger el toro por los cuernos y darme de baja: haré una fotocopia del DNI de mi marido, escribiré una carta, le diré que la firme, la llevaré a correos, la certificaré, y después me daré el gustazo de hacer un contrato nuevo de tarjeta, no con Movistar, naturalmente. No me importa perder el número.
Quizá algún día Movistar se de cuentea de que tiene que, si no mimar a los clientes, al menos respetarlos y no tratarlos como a bobos.